Contador numérico

sábado, 18 de septiembre de 2010

A mi muerte


Yo no quiero morir, sinceramente no,
amo la vida
aún ante avatares y desdichas,
amo sentir la vida que palpita
y esta emoción en el alma que se agita
cuando vienes hacia mí, con tu silencio.

Yo no quiero morir, lucho por ello
aunque no lo comprenda más de uno,
sueño dejar mi destino avasallado
y erguirme hasta en el último suspiro,
sueño mi dignidad y la persigo
y siento que la alcanzo, si estás cerca.

Más si un día la muerte se molesta
porque ando buscando a gritos mi camino,
si pretende alcanzar mi cuerpo
extendiendo hacia mí, su mano fría,
que no encuentre con lágrimas mis ojos
ni murmuren mis labios por clemencia.

Que me de sólo el tiempo necesario
para arrancarme al fin tantas cadenas
que he padecido,
hasta enterrarlas con las que ayer fueron mis penas.

Entonces, sólo así iré serena
aún frente al dolor que implique la partida,
seré simple materia que atravesó la vida
meciendo mil recuerdos que fueron parte mía.

          Cargarán mis espaldas las voces más queridas,
los ojos tan amados, caricias obtenidas.
Quedará alguna lágrima prendida en mis cabellos
que habrá de iluminar la senda irreversible.

Permitirá que comprenda que he perdido
la batalla con su sombra escandalosa,
si fui canto a la vida, a la poesía,
ella sabrá que la sigo, indiferente,
aunque transite al fin su rumbo incierto,
de cobarde que se impone ante la vida.
          
          ¡Y que me lleve al fin, tan prepotente ella
que se atribuye el derecho a la partida!

                     En medio del silencio, ambas sabremos
                                   ¡Que me lleva de pie más no vencida!

4 comentarios:

  1. ¡Hermoso! con el siento y comparto tu amor por la vida y se que cuando llegue el momento (muy lejano espero) te encontrará de pie, con la cabeza en algo y bien erguida.

    ResponderEliminar
  2. ¡Felicidades por el blog! Muy lindo Saludos Claudia Prieto

    ResponderEliminar
  3. Tranquila Nechi ...
    La muerte no existe.
    La Vida persiste en nuestras intenciones
    y en el recuerdo de quienes nos quieren.
    Tampoco el destino es corto;
    llega al fin del camino,
    bordeado de Dignidad, recuerdos y perdones.

    ResponderEliminar
  4. Sobre todo cuando sabemos(o al menos intentamos) vivirla dignamente. ¡Gracias Elvando! sigamos que tenemos mucho que decir y hace falta. Un beso grande

    ResponderEliminar