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viernes, 24 de septiembre de 2010

II

II
Nos dijimos chau, simplemente chau hermano,
nos vemos pronto, me dijo,
nos vemos pronto, le dije.
Y los dos nos olvidamos cuándo
sería pronto.

El pensaba que mañana
y yo sentía que nunca,
al fin fue mío el triunfo
que no quise,
que no quiero,
que quisiera fuera un sueño para despertar de el
pero no puedo.

Aprendí entonces, que muchas veces decir
pronto
es igual que decir nunca

Y los vidrios siguen estallando.

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