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viernes, 24 de septiembre de 2010

V

Se oyó un eco casi imperceptible
estallando aquella noche
y entonces,
entonces asomó el lucero.

Cuando la viuda lloraba
el muerto se quedó quieto
los huérfanos me preguntaron
¿Y ahora?

Encandiló la mañana, moría también la noche,
busqué debajo de un árbol
el nudo de las palabras
para explicar en murmullo
¡que había  nacido el recuerdo…!

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