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jueves, 29 de septiembre de 2011

La masa de bazeen* (¡¡Están masacrando a Libia!!)

Hace falta encandilar la historia nuevamente, mientras el mundo va de shopping en este occidente tan humano en el que Pilatos aparece redivivo. Pretenden girar el curso del oriente, girando el curso del mundo. Como si nada, como si correspondiera en serio, atropellando vidas, atropellando el cielo, atropellando a la tierra. Atropellando.
Estalló la locura tan absurda que se enquista como llaga purulenta en las conciencias más  obtusas. Institucionalizando el odio,  hombres que hablan idiomas diferentes acordaron, en alguna oficina muy lejana, que hay  pueblos que no pueden decidir por ellos mismos. Simplemente porque no, es suficiente. Orden y mando. No hacen falta preguntas ni respuestas. Tal vez porque no las hay.
El petróleo asume la jefatura, impera, ordena y unifica a Babel para que se entiendan todos.
Repitiendo lo mismo en otro idioma y en otro y en otro, todos dijeron ¡vamos! Y hacia allá fueron, cabalgando entre firmas avaladas por las voces encumbradas en protuberancias obscenas acariciadas por las garras  del silencio de otras voces. En esa Babel, extrañamente, se comprendieron todos.
-Hay que proteger del tirano a ese pueblo.
-¿Cómo lo haremos?
-Usted comienza, Monsieur.
-Invasión ¿humanitaria?
-Sí señor, hay que acabar con el tirano.
-Oh, my God, Oh Mon Dieu, Oh Gud, Oh Dio, Boże, oh Dios. Sí, Todos juntos amasaron O-dios. OTAN...tos odios.
 
Hacia allí fueron sin que los llamaran, prolijamente auto convocados para agitar las alas de la tragedia anunciada. De prepo, como sea.
-¡Esto es lo que elegimos! gritaba el pueblo en las calles.
-No importa, se equivocaron, gritaron desde los pertrechos.
-¿Y quién lo dice?
-Nosotros, el mundo es nuestro y nadie debe dudarlo.
-Nosotros, fue el coro de bombas que cayeron desparramando cuerpos, derrumbando edificios, aniquilando cultura, etnias, pueblos.
Sobre todo derrumbando pobres.
La madre llora sobre lo que quedó del cuerpito de su niño. Un juguete de palo y trapo se escondió entre los escombros de lo que ayer fuera una covacha contenedora, a medias, de esas  vidas.
La masa de bazeen quedó enterrada bajo el polvo con esquirlas de cemento. No llegará a  su sitio, el centro del plato, porque hasta el gidir (1)   quedó     abollado en el rincón siniestro de la vergüenza ajena.
Granos de arroz también agonizan bajo escombros que desnudan  a esa vergüenza ya desnuda. El fuego va muriendo también, muy lentamente, o mejor dicho, se muda, como muda la serpiente su piel, por el camino.
¡Lloran niños asustados!
¡Maldicen padres con el puño en alto!
¡Gritan madres!
¡Corren perros!
¡Huyen aves espantadas por otras que lo parecen!
Pero ¡Ay, si son de acero!
Transfundieron su sangre por petróleo grupo y factor A Ee positivo. A de ambición, Ee de espanto exacerbado…
E de espanto que ruega.
E de espanto que clama.
E de  espanto que gime.
E de espanto, que  ¡espanta!
Y llueve odio.
Vuelan  hojas de libros derramando letras sobre las ruinas humeantes del despojo, despidiendo a la lógica que huye, hacia burdeles donde se esconde el miedo.
En la cocina donde se amasan los ingredientes con los que hornearán las masacres más imbéciles, firman acuerdos acordando, no importa esa extraña conjunción de lenguas enlazadas por la misma baba, lo importante es que las bombas estallen el mismo ruido.
¡¡¡Booommmm!!! y las llamas alcanzan altitud impostergable, como queriendo abrazar al cielo. Y no lo abrazan, simplemente lo incendian. Ya te dije, las llamas se mudaron.
Cocinaron el plato de entrada con destino a la mesa hipócrita donde el odio reina y el amor se acurruca. Mezclaron ingredientes esenciales para que quede impecable. Cocinaron más bombas para que sigan incendiando más cielo. Por si fueran pocas.
Hay otras bombas con relleno de silencio, las que arrojaron toneladas de indiferencia alcanzando el corazón de quienes están abocados a otras tareas. El consumo es el Atlas que sostiene en su espalda cansada a este mundo que están rajando de a poco, hay que salvarlo y para ello, nada mejor que acudir al llamado de la muerte.
Como siempre fueron pocos los de oído agudo, los que comenzaron a avisar que nubarrones de odio se encaminaban en aviones invisibles hacia la zona donde jugaban niños mientras las madres preparaban también meslalla (2).
A esos parlanchines históricos los llamaron “petardistas”, “panfletarios”, “agitadores” los que no se dejan de joder y se preocupan tanto por lo que está tan lejos, bajo el mando inadmisible del “tirano”… Los que generan caos, dijeron, los de siempre. Aquellos sobre los que cayó un muro poniendo de fiesta al mundo, hasta que aparecieron más muros  con la suerte de ser bendecidos, legalizados, sostenidos por la misma hipocresía que sostiene a los artesanos de misiles.
Se revolcó Libia entre el olvido cuando sobre ella escupieron un fuego y otro fuego y escupieron más fuego, más odio, partiendo el alma geopolítica del mapa. De un lado quedó la morbosidad danzando su danza entre los vientres abiertos.
Del otro lado van los hombres de idioma diferente pero con un solo cerebro compartido por la misma putrefacción. Hace falta ser precisos, no pueden, por su propia bestialidad,  resultar heridos los pozos de petróleo. El problema medular de tantos pueblos.
Del otro lado el dolor, pero es tan poco, es tan insuficiente para detener tanta masacre estúpida, asesina.
Ese petróleo que no debe, de ninguna manera, estar en manos de salvajes cuando al mundo que “se está partiendo” le hace tanta falta.
Yo consumo, tu consumes, él consume y deben consumir, voraces. Empacharse de consumo.
Ellos, los de Oriente Medio, ya no deben consumir más, fue demasiado, están obesos de petróleo. La obesidad no es sana, es peligroso cuando engorda a los “tiranos”.
¡Malditos sean los genocidas, malditos sean! Gritaba alguien entre las cenizas humeantes que ni la sangre pudo apagar, de ningún modo.
Y Dios-Alá lloró sobre los pedazos de cuerpos entre el fuego que no salió del infierno, sino que cayó del cielo cuando estaba distraído.
La masa de bazeen, desparramada, llora lágrimas de harinas.
Manos de madres vacías dejan atrás las caricias.
Canto de niños ahogados para siempre son tapados por el grito del infierno.
En la tierra, ¡están masacrando a Libia!
Luego irán donde está su hermana también obesa y eso es muy malo, es peligroso, hace engordar a los “tiranos”…
 
*mezcla de harinas hervidas.
1) olla de cobre.
2) ensalada de aceitunas.

lunes, 16 de mayo de 2011

¿A qué sabe la traición?

Sabe a cielo de espanto,
      a fuego sucio que arrasa el sentimiento,
         carga el odio de un dios excomulgado
           hacia el averno feroz, vuelto despojo.

       Me sabe a rosa ensartada por su propia espina.
         Me sabe a canto de sirena enronquecida.

Sabe a caricia de hielo y repugnancia,
  sabe a reptar de serpiente entre la hierba
   con furia de Hecatónquiro silbante,
    devorando a sus hijos, de repente.

Me sabe a noche sin pan de los hambrientos,
  sabe a suspiro contenido frente al miedo,
   a rebelión asfixiada del aliento,
     a soledad de viejo, en el olvido.

Sabe a arco iris de luto, tras la muerte.

Son cinco dedos huérfanos de mano,
 O cinco manos huérfanas de dedos.
   Manos heladas que emergen mutiladas
   desde algún laberinto inexpugnable
    desentrañando frases inconexas.

Va la traición oculta en recovecos intrincados
  Atrapando, una a una, a  las sonrisas,
   en alguna telaraña camuflada.

Sabe a daga ensartada
  en la espina dorsal de los sentidos,
   abriéndole las vísceras al tiempo.

Sabe a puñal que se clava por la espalda
  a corazón que sangra, sin remedio.
   Sabe a un adiós instalado para siempre
    sabe a puerta cerrada y a lamentos.

No hay vuelta atrás si la traición se instala
  haciendo agonizar a la palabra,
   entre paréntesis de margen impreciso.

Es como maldición que brota en madrigueras
  decretando la muerte de los sueños,
   produce enjambre de lágrimas que cuelgan
    cual caireles,
    desflorando a la lealtad, con su veneno.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Busco palabras: A 35 años del Golpe Militar que enlutó a mi tierra

1976-24 de Marzo-2011 Argentina 



Busco palabras que agiten el recuerdo pero no las encuentro. ¡Ha sido tanto el dolor, tanto el espanto, tantas las lágrimas que perduran en el tiempo ajado en estos treinta y cinco años sin los nuestros!
Luego que treinta mil rosas rojas quedaran clavadas para siempre en la columna vertebral del viento y el aroma de mi tierra.
Cuando la noche fue muerte.
Cuando el silencio mataba y se miraba a otro lado.
Cuando los bebés nacían huérfanos con padres.

Quisiera apuntalar las columnas de esa historia que no debió parirse en ningún tiempo ni lugar y sin embargo nació y fue acunada por las voces del odio con cantos de cobardes.
La historia que antes de morir dejó regados miles de pétalos de amor, en el camino hirviente de la memoria activa, junto a las pieles de serpiente que mudaron los asesinos de todos mis hermanos.
Busco palabras en los canteros muertos y no aparecen, en esta tarde de llovizna intermitente, pero el recuerdo sabe convertirse en lágrimas y deja que vuelvan a escucharse los gorjeos que ayer hablaran de un mundo diferente y hoy le despojan el silencio a los secretos.

Busco palabras y un eco me responde que no hacen falta adornos, que sobra la retórica, que basta con aguzar nuestros sentidos y lanzar al aire burbujas de memoria.
Siento más cerca el eco que nace  desde adentro de cada lágrima del alma; tomo una, la acaricio, le hablo, la beso tiernamente antes de unirme a los gorjeos de esas aves arrancadas de mi tierra y que me dicen que ya no busque palabras, que es suficiente con decir esta tarde de marzo: COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS, PRESENTES!
Y mi lágrima responde: ¡AHORA Y SIEMPRE!

lunes, 7 de marzo de 2011

8 de Marzo "Día Internacional de la Mujer Trabajadora"

A todas las Mujeres que fueron y son capaces de luchar por sus derechos y el respeto dentro de sus respectivas sociedades, mi saludo de Mujer que incentiva la memoria.
Deseando que esta fecha no se convierta en un día de fiesta,  como tantos otros, sino que contenga su verdadera esencia de  conmemoración, reflexión, lucha y recuerdo por las que dieron su vida para que este día sea conmemorado en el mundo.

                                
MUJER

Somos obras perfectas de la naturaleza


que no logre el olvido asesinar nuestra esencia.


Somos fuente de vida, somos fuente de historia,


volamos con el viento dejando la semilla


como brote de sueños


de amor y de esperanza.


Vamos juntas con “ellos”, nuestros padres, hermanos,


compañeros, los hijos, a sembrar madrugadas,


germinando en la tierra la esperanza y la gloria.


Somos obras perfectas de la naturaleza

si logramos que nunca nos disfracen la historia
                      
con máscaras perversas.

viernes, 4 de febrero de 2011

Canto de amor al niño tarefero


Es pequeñito, tiene sus ojos tan tristes
como esperanza abortada por decreto.

En la ciudad encandilada por luces de neones
encontró su escondite, una bandada
de ángeles huyentes
de aquella realidad obscena, lacerante.

El niño empieza su tarea entre las hojas
como duende extraditado de los campos a destiempo,
condenado por un dios incompetente.

Como cíclope emergiendo del fondo de la tierra,
Eclipsándole el calor al sol ardiente,
el niño tarefero cava la tumba de su infancia
a un costado  reseco del camino.

El niño sale a quebrar, casi quebrado ,
las hojas verdes,  en los yerbatales.
Hambreado, carga fardos de dolor en sus espaldas,
mientras  ara los rastrojos del olvido
que lo arrastran a los brazos de una muerte
incipiente, evitable, descarnada.

El sol desbrilla avergonzado en las mañanas
montado  sobre el  firmamento del escarnio.
Sobre un cielo de luto que se traga las lágrimas
haciendo que el llanto muera en las gargantas tibias
de la nada.

Entre las nervaduras de la caá *, trabaja el niño,
devorado por un rayo de atropellos,
controlado por los ojos del capanga*
que no le pierden pisada.
Canta canciones de cristal, el niño en la tarefa,
apenas , horas antes de su muerte.

*Caá: en guaraní hierba o planta que se utiliza para el mate en varios países suramericanos.
*Capanga: capataz.

jueves, 20 de enero de 2011

A mi niña Paloma

Apenas te imagino, niña Paloma.
Niña a la que no pude mecer su cuna,
ni descifrar sus desvelos o besar su frente,
iluminarme con su sonrisa de oro  y sus destellos.

¡Niña Paloma!
Quisiera ser el viento a favor que eleve tu vuelo,
la nube que te cubra si te asalta el miedo,
la estrella que detenga el filo que te hiera
la palabra concisa, que devele un misterio.

Enroscarme en el aire, si sopla a contramano
queriendo convocarte hacia la oscuridad,
hacia el lamento.
Quisiera ser tu manantial y tu desierto,
la levadura de tu pan, la vianda de tu aliento.

El brillo de tu luna, tu error, tu acierto.

Si un día tuvieras hambre de  palabras
quisiera romper la huelga, llenar la ausencia,
tapando cada agujero de tu alma.

Encordelar el potro de  todas tus tristezas
para que nada te arrastre, hacia la mansedumbre,
ni al despecho.
Quisiera volverme olivo,  senda de caramelo,
almíbar de tu voz, brisa de lluvia
guía de tu paso firme, al rozar tu suelo.

Mi niña Paloma, crece, agita tu vuelo
que mis latidos te siguen hasta en la ausencia.
¡Enciéndanse tus soles, dancen luceros
cuando tus alas vuelen libres, hacia el tiempo!

Tal vez ,entonces, ya pueda conocerte…

lunes, 17 de enero de 2011

Creo que hablo de amor, de todos modos


Pensaba hablar de amor,
contar, por ejemplo, que espero su regreso,
que extraño su mirada, sus pasos por la sala,
o que la luna brilla menos, por su ausencia.

Eros se acurrucó en mi alma 
haciéndose a un costado de repente,
o acaso Tánatos arrebató el espacio,
con su fría indiferencia, prepotente…

Sin embargo, creo que hablo de amor, de todos modos,
mientras sigo extrañando su mirada.

Hablo  con otra forma de pasión, que también duele,
hasta volverse quiste en las entrañas,
como metástasis que envuelve los sentidos,
cuando aplica machetazos la miseria.

Otra vez ésa, espectro recurrente,
como un estigma que me sigue donde vaya,
quiero pensar en él, pero la encuentro a ella
o será que sin quererlo elijo desnudarla.

Hace calor, acá, estalló el verano,
Eros lloró  cuando explotó cuatro veces, el espanto,
por ocho ojazos negros, que fueron casi nada,
como espinas ensartadas en la médula del tiempo.

Como un desguace de carne acumulada
en el desarmadero de la  infancia.

Esos ojos aturdían el silencio, crujían nudos  en
sus panzas llenas de aire,
fueron sus piececitos de huesos quebradizos
los que buscaron el apoyo de una piedra que no estaba.

¡Tenían monedas de lástima en sus manos
mientras seguía estallando este verano!

Del otro lado del camino,
donde las huellas se vuelven luto de repente,
la infamia de una tosquera abandonada
se atragantó con la luz de sus miradas.

¡Y devoró a esos niños de mi tierra
que  ya eran invisibles para tantos…!

¡Los niños pedían pan, tan solo eso
y nadie pudo sostener sus pasos!

El útero del mundo , indiferente,
sólo supo de ellos por recuadros
en  algunos periódicos, de grupos millonarios
que jamás  hicieron nada por salvarlos.

Hace calor, acá, estalló el verano.
Sigo extrañando sus pasos por la sala,
sin embargo, creo que hablo de amor, de todos modos
aunque no sea de aquel amor, que siga hablando.

domingo, 9 de enero de 2011

Juana

Era una noche triste, desbocada,
dejó a los niños durmiendo bajo el techo de paja
donde alimañas hicieran su nido desparejo.
Juana entretejió su trenza y la enroscó en su espalda
color de tierra, color de pueblo marginado,
donde precoces surcos, acusaban una edad apresurada.

Ella sabía que decir no, era un verdugo cercenador de vida,
asesino de estrellas, de alboradas,
asesino de todo.
                        Asesino.

Ante su paso, frotándose las manos
el proxeneta ladino, prepotente,
preparando  caricias no deseadas
producto del instinto exultante
de las fieras,
frenó su paso,
con el concepto del “patrón” cazando presas,
como dueño feroz de madrugadas.

Juana fue p’a la maquila engullidora
secándose una lágrima furtiva,
odió el dolor que como ataque de dioses
del averno,
contaminó su cuerpo llenándolo de heridas.

Juana perdió las hojas de su historia
entre los hilos de la tela ajada.

A la mañana siguiente, un arco iris
iluminó su cadáver
que aún hablaba,
como el de tantas Juanas
hoy en día…