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jueves, 30 de septiembre de 2010

XI

Si fuera cierto que lo que es negro es malo
y lo blanco aseguran que es sagrado,
si fuera cierto que lo derecho es razonable
y lo izquierdo de siniestro lo pintaron,
quiero salir del esquema establecido
quiero romper las reglas que instalaron.

Quisiera hacer pedazos el cinismo,
destapando la verdad en cualquier lado.

Aunque los vidrios sigan estallando…

X (¿te acordás de Cromañon?)

Antes de llegar, la muerte,
lanzó fuegos de artificio para  su entrada triunfal.

En un momento, arrasó con cientos
que reían, como se ríe a esa edad,
cuando la vida invita a saborearla.
Y dejó a otros cientos como para que cuenten
que una noche pasó y se llevó todo
lo que quiso,
para que cuenten, que tiene amigos poderosos
que le permiten ser dueña y señora del destino,
igual que en otra época.

La muerte propaga y exacerba
el trono sacrosanto de la propiedad privada.
Frotó sus huesudas manos al grito de
“vini, vidi, vinci”
y vinió, vidió y vinció, o venció
si traducimos,
el espanto es el mismo.

Y el homo sapiens de Cro-Magnon
invitó a la fiesta a Herodes,
que comenzó a perseguir
a los inocentes, con la ayuda
de coimas
cómplices, impúdicas, obscenas,
e incineró de pronto, nuevamente,
los trozos de un mañana
dejándolos chamuscados,
o envenenados para siempre.

Herodes, ágil
huyó de allí con la desgracia pisándole los talones,
y nadie, nunca,
quiso darle un escarmiento,
por tanto escarnio, por tanto llanto
por tanto canto amputado
para siempre.

*Cromañon fue una discoteca ubicada en la ciudad de Buenos Aires. La noche del 30 de diciembre de 2004, durante un recital, un incendio, evitable, causó la muerte de 193 jóvenes dejando más de 1432 heridos. A esos chicos y a sus familiares, mi humilde homenaje.

domingo, 26 de septiembre de 2010

IX


                                      
Cómo sigue la vida su paso firme
cómo detener el tiempo, 
                                cómo tratar que los días se vuelvan cómplices
   y hagan lo que deseo
      pero no por capricho,
                         sino por humanidad y por respeto
a la vida.

                Cómo cambiaría todo, se aboliría la mentira,
       las patéticas culpas que me dicen
                    que alguien “murió por mi”, si soy incapaz
   de dejar morir una mosca.
                                           
       Murió por mí pero me sigue espiando.
                                       
Las guerras y hasta la muerte resultarían abolidas.
                                          
    Sólo la vida seguiría su paso firme
       y aceptaría su invitación a vivirla
             aunque los vidrios sigan estallando.
                                            
Pese a todo,
   pese a tanto…

VIII

Me gusta mirar la lluvia cuando cae por mi ventana
aunque a veces, me parece
que nace en miles de ojos
y va muriendo en las bocas.

Que linda corre la lluvia
enredada en las pestañas.

¿La verás desde tu encierro
aunque esté libre tu alma?

Me gusta mirar la lluvia cuando de pronto se asoma
por agujeros del alma.

Me gusta que llueva libre
                                                    sin represiones,
                                            tan solo que caiga y caiga.

                                                 Me gusta cuando la lluvia,
                                                    de pronto es un aguacero
                                                        que nos salpica y empapa…

VII

Tal vez soñé con un sueño
carcomido de pasiones,
tal vez soñé un regreso
que no fue.

Sólo un réquiem de adioses
desesperados,
llegó a agitarme de pronto,
y me desperté del sueño
enredadita en pasiones.

VI (Manos)

Mira esa mano a lo lejos
nos llama, dime qué hacemos,
ella respondió que nada,
le respondí yo sí, puedo.

Vi a lo lejos otra mano, de pronto, que nos llamaba.

Ya eran dos, al rato otra,
y más acá en el silencio
seguían llamando las manos.

Manos blancas, manos negras,
manos mulatas, mil manos.

Ya dos mil, tres mil las manos
y el viento que se embravaba.

Salieron miles de  manos
de la entraña de la tierra,
y abrieron la puerta al trueno
que partió en dos la mañana.

Agitándose mis manos,
grité ¡ya voy, yo sí, puedo!

viernes, 24 de septiembre de 2010

V

Se oyó un eco casi imperceptible
estallando aquella noche
y entonces,
entonces asomó el lucero.

Cuando la viuda lloraba
el muerto se quedó quieto
los huérfanos me preguntaron
¿Y ahora?

Encandiló la mañana, moría también la noche,
busqué debajo de un árbol
el nudo de las palabras
para explicar en murmullo
¡que había  nacido el recuerdo…!

IV


Late un murmullo allá lejos,
late un recuerdo querido,
late un adios, un te espero,
un volveré si es que vuelvo.

Y un adios que no es saludo
sino una llaga
que hiere,
cuando la noche me cuenta
que late un murmullo allá lejos.

III

                                                      III

Cuántos años, cuánta vida,
cuánta ausencia desgajada,
cuánto, cuanto.
Seguimos andando más o menos
sólo algunos,
otros tomaron un pedacito de camino
lo hicieron suyo
y se quedaron allí ,
                                                  estampados para siempre.

II

II
Nos dijimos chau, simplemente chau hermano,
nos vemos pronto, me dijo,
nos vemos pronto, le dije.
Y los dos nos olvidamos cuándo
sería pronto.

El pensaba que mañana
y yo sentía que nunca,
al fin fue mío el triunfo
que no quise,
que no quiero,
que quisiera fuera un sueño para despertar de el
pero no puedo.

Aprendí entonces, que muchas veces decir
pronto
es igual que decir nunca

Y los vidrios siguen estallando.

Entre ayeres y hoy

                                                                                                       I

Dónde llegamos,
dónde ocultaron el ayer cuando recibimos
el presente que no es
más que pretérito estallado.
Algunos fueron clandestinos
muriendo un poquito cada día
mientras los otros vivían,
sin pensar que la tormenta
sería tan despiadada que dejaría
el mismo destino que el nuestro
para ellos, para todos.

Y fueron "vivos" de verdad
gozaron su juventud,
se acostumbraron a la mentira
sin pensar en mañana,
mientras los otros aún tratan de recomponer
los fragmentos estallados como vidrios
en el centro del alma.

Hoy la vida es igual
ya no hacen falta clandestinos,
siguen sobrando los
invi-civilizados.

sábado, 18 de septiembre de 2010

A mi muerte


Yo no quiero morir, sinceramente no,
amo la vida
aún ante avatares y desdichas,
amo sentir la vida que palpita
y esta emoción en el alma que se agita
cuando vienes hacia mí, con tu silencio.

Yo no quiero morir, lucho por ello
aunque no lo comprenda más de uno,
sueño dejar mi destino avasallado
y erguirme hasta en el último suspiro,
sueño mi dignidad y la persigo
y siento que la alcanzo, si estás cerca.

Más si un día la muerte se molesta
porque ando buscando a gritos mi camino,
si pretende alcanzar mi cuerpo
extendiendo hacia mí, su mano fría,
que no encuentre con lágrimas mis ojos
ni murmuren mis labios por clemencia.

Que me de sólo el tiempo necesario
para arrancarme al fin tantas cadenas
que he padecido,
hasta enterrarlas con las que ayer fueron mis penas.

Entonces, sólo así iré serena
aún frente al dolor que implique la partida,
seré simple materia que atravesó la vida
meciendo mil recuerdos que fueron parte mía.

          Cargarán mis espaldas las voces más queridas,
los ojos tan amados, caricias obtenidas.
Quedará alguna lágrima prendida en mis cabellos
que habrá de iluminar la senda irreversible.

Permitirá que comprenda que he perdido
la batalla con su sombra escandalosa,
si fui canto a la vida, a la poesía,
ella sabrá que la sigo, indiferente,
aunque transite al fin su rumbo incierto,
de cobarde que se impone ante la vida.
          
          ¡Y que me lleve al fin, tan prepotente ella
que se atribuye el derecho a la partida!

                     En medio del silencio, ambas sabremos
                                   ¡Que me lleva de pie más no vencida!

jueves, 16 de septiembre de 2010

Tiemblan y lloran

Tiembla la noche, llora, con las estrellas
tiemblan y lloran todas acurrucadas
tiemblan y tiemblan, tiemblan y lloran
lloran y tiemblan
                      nadie ve nada...

Tiembla el mar y las olas
tiemblan y lloran, espuma empetrolada
tiemblan y tiemblan, tiemblan y lloran
lloran y tiemblan
                     nadie ve nada...

Tiembla la madre, el niño
tiemblan y lloran, apretando sus penas
tiemblan y tiemblan, tiemblan y lloran
lloran y tiemblan
                      nadie ve nada...

Tiembla la tierra, el río, tiembla la aurora,
gira loca la vida, desesperada,
el olor a la guerra se siente ahora,
                      nadie ve nada...

Dolor, quebranto, miedo, están acechando,
se van sintiendo
y padeciendo
ensordeciendo
sólo maldicen
mientras los ojos lloran y lloran.

Los van matando, tiemblan y tiemblan,
están avanzando, tiemblan y lloran,
la guerra estalla, lloran y lloran
deja esqueletos sin piel
ni quejas,
ojos ausentes, almas que oran.

Tiemblan y tiemblan,
tiemblan y lloran, lloran y tiemblan,
es increíble, nadie vio nada,
sangre y ausencia, lloran que lloran.

Sólo los muertos
ya lo ven todo...

El abuelo

                                        (Abelardo Dorado Montes)

Vino el abuelo de España
cruzando cien madrugadas,
bajo el titilar de estrellas
y arrullos de alboradas.

Trajo una jota latiendo
con gusto a nada en la boca
y aquella tristeza loca
vuelta nudo, en las entrañas.

Hizo un fardo a su tristeza
sabor a sal en el alma,
cargó sobre sus espaldas
recuerdos que asesinaba.

¡Cruzando cien madrugadas
vino el abuelo de España!

No puedo contar gran cosa

De mi paso por la vida no puedo contar gran cosa,
fui alguien y también fui nadie
según se quiera mirarlo.

Sentí alegrías y angustias, volví sonrisas las muecas
cada vez que me hizo falta
cuando una herida profunda, me apuñalara la espalda.

Fui una amante de la vida, aunque me tocó pelearla,
sólo asesiné mis penas, para no morir ahogada.

¿Qué más podría contarte
si no puedo contar nada?

Lágrimas

Llora la noche en silencio, no entiende que está pasando
salpicada de rocío recorre los pastizales
que la saludan sonrientes
sin ver que ella va llorando.

Por qué llorará la noche
no llegan a preguntarse.

Llora la madre en silencio, con su niñito en los brazos,
con la panza llena de hambre recorre la calle, el barrio
que la saludan sonrientes, sin ver
que ella va llorando.

Por qué llorará la madre
no llegan a preguntarse.

Llora la anciana recuerdos de ayeres que la dejaron
por tanta tristeza a cuestas tiene doblada la espalda,
la gente la saludaba
sin ver que ella iba llorando.

Por qué llorará la anciana
no llegan a preguntarse.

Riendo va la indiferencia con sus cabellos al viento,
contagia su risa libre, a todos los va tocando.
Y el pueblo se echó a reír
con una risa alocada.

Por qué ríe la indiferencia
no llegan a preguntarse.

La noche siguió llorando, con la madre y con la anciana...

Despedida

                                                                                   (A mi padre, Wilson Dorado)

Tenía ochenta y seis abriles, parecía un niño
caprichoso, prepotente, entrometido,
pensé que era posible retenerlo en mi tiempo,
¡para mí eran tan pocos, ochenta y seis abriles!

Y se nos fue un agosto de luna desteñida,
dejando un torbellino de recuerdo enredado,
el corazón de todos hecho trizas
y esta orfandad de amor, espacio hueco,
que no podrán llenar, otros abriles.

Con su descaro eterno dejó nuestra morada
pretendí atajar el rebaño de su alma
como si fuera dueña de un destino grabado
que no quise aceptar,
con manantial de soberbia enardecida.

¡No soy titiritera capaz de detener un vuelo!

El se fue para siempre, era mi viejo,
no quise aceptar la despedida eterna,
dejó mi alma partida en la tristeza
pero quedó estampado en la conciencia
herida,
que se desgarra un poco en los agostos,
cuando siento que lejos, por su ausencia,
brilla otra luna absurda,
desteñida...

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Piel canela

Fue atreviéndose una noche desoyendo a la vergüenza
ella  levantó su falda, en la playa
entre la arena,
para mostrarle al amante, las curvas
de sus caderas.

Se recogió la melena que caía como lluvia
sobre su espalda desnuda
en aquella piel canela.

Muéstrame, él le dijo, niña,
las curvas de tus caderas.

Ella comenzó a llorar, llanto de nácar y estrellas,
la espuma del mar, salada, acariciaba
sus piernas
y la noche irrespetuosa
Se desgarró vuelta pena.

Y se echó a llorar la noche
sobre aquella piel canela.

El niño salió a matar...

Tenía el sol en su mirada antes que se la borraran,
quedó su sonrisa ausente
la dejaron encerrada
en el bolsillo rotoso
de un pantalón deshilado.

Tenía sueños que cambió sin quererlo por el hambre.

Lo dejaron sin mañana,
enterraron su futuro en el pozo del olvido
y no hubo quien lo rescate.

¡¡El niño salió a matar,
    porque a él lo mataron antes!!

Quimera


Cuando pienses, por qué sigo esta quimera
no será mi vez primera, lo debieras recordar,
sólo piensa, voy detrás de la hermosura,
deshojando la espesura hasta poderte encontrar.

Cuando sufras, recordando mis caricias,
abrazando mi recuerdo, sabrás que me encontrarás,
persiguiendo, ideales de justicia,
no los llames utopía piensa que es mi realidad.

Si los sueños, no son arduos ni tan locos,
será porque son muy pocos mis anhelos de verdad
pero no quiero, recordar lo que no hice
ahogarme en el desconsuelo sin llegarlos a intentar.

Voy por la senda que me marca la esperanza,
gozando de la templanza hasta poderte alcanzar.

Así es mi vida, como canción desesperada,
pero creo que casi nada si la quiero comparar,
con esos seres que truncaron sus caminos
sólo por seguir el rumbo, claro de la libertad.

Y así yo sigo lentamente mi carrera,
deseando no seas quimera cuando te vuelva a encontrar,
tras las estrellas, un hermoso día soleado,
veré llegar tu presencia, de la mano de la paz.

¿¡Quién lo hizo!?

                                        (A los chicos del "paco")
Dime quién hizo eso de ellos
             ¿¡Quién lo hizo!?
Quién opacó su brillo adolescente,
quién los volvió espejos fragmentados
si eran semillas de futuro

             ¿¡Quién lo hizo!?

Ellos tenían sueños, tenían prisa,
eran rocío fresco al despuntar el alba
y hoy son plumas al aire
desgarradas,
zombis que aspiran el aliento
de la muerte

               ¿¡Quién lo hizo!?

Ellos deambulan calles
pies descalzos, pies con barro,
donde ensayaran sus primeros pasos,
hoy son huestes de olvido, esqueletos
parlantes
arrastrando su miseria entre
frases incongruentes

               ¿¡Quién lo hizo!?

               ¡¡CRIMINALES!!
abyectos, amorales,
enroscaron torturas en trozos de silencio
mientras ellos se nos mueren
de a poquito, aspirando los sabores
del veneno
              ¿¡Quién lo hizo!?

              ¡¡ASESINOS!!
Dime qué han hecho con ellos,
¿¡Quién lo hizo!?
¡¿Quién desvió la mirada enceguecida,
quién despreció esos rostros,
indolente
cuando rasgan el ayer las madrugadas
mientras la vida gira cual si nada!?

               ¡¡ASESINOS!!
¡¡Dime qué han hecho con ellos,
dime en qué pozo de espanto
los entierran,
que me muero por salvarlos
y no puedo!!

Volveré a la vida...

                                                                                                          (A mis hijos)
Quise ir por la vida sembrando luceros,
esquivando espinas de esas que aparecen
cuando no se esperan.
Soñé sueños locos y saltando escollos
logré las mejores cosas de mi vida
¡Y no fueron pocas!

Frente a la tristeza dibujé sonrisas
con mil garabatos,
di vuelta mi historia, aniquilé el odio
avivé el sentido.

No dejaré brillo de herencia a mis hijos,
sólo algún ejemplo cotidiano, humilde
cuando mi partida, que ha de ser un día
y a eso no le temo.

Volveré a la vida de alguna manera,
cuando ellos se atrevan a romper silencios,
a quebrar palabras, de esas que le rinden
un culto al olvido.

Cuando vean que pueden armarse con alas
para volar libres, como vuela el viento
buscando el destino que les pertenece
sin que los detengan.

Cuando sean capaces de darle la espalda
a la hipocresía, a la indiferencia.
Si se sienten libres aunque estén sufriendo
y el amor les brote aún sin darse cuenta.

Si entienden que el miedo nace desde adentro
y que en la tristeza más honda y cerrada
subyace la vida.

Si entienden que el alma se entibia y sonríe
al extender la mano firme ante un amigo
si el corazón brinca cada vez que sientan
el grito del PUEBLO.

Cuando muerdan rabia ante la mentira,
cuando la injusticia les queme las venas,
será que mi paso, sembrando luceros
ha dado sus frutos.

Volveré a la vida, de alguna manera
¡Volveré con ellos!

Destapando el silencio

Me gusta ir por la vida destapando el silencio,
sabiendo que a la historia que recubren con flores la atraviesan espinas
y que al día soleado
le sucede la noche.

La historia siempre  sabe que hay otra paralela
y alguna vez se juntan.

                              El día que me calle,
                                                      será que ya estoy muerta...