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domingo, 10 de octubre de 2010

XIII

Hoy
Casas con rejas,
los botones mataron a las perillas,
los soldaditos murieron
en alguna guerra absurda, nacida
en el culo de una botella de whisky
de alguien que los mandó al frente
y se escondió como rata debajo de sus galones.

Muñecas de plástico, pelotas de plástico,
caras de plástico, almas de plástico.
Plástico, plástico, plástico.

Tele basura,
Las tareas, conectados a algún aparato
tecno si es que nos queda tiempo.
¿Chateamos loco? Total
no hay nadie en la casa, ni se enteran.

Las cuentas sin los deditos, con máquinas inteligentes.
Oraciones yo tengo, yo quiero, yo compro,
yo, yo, yo, el virus del yoísmo
¡Y la vacuna tan lejos!

Moda que nos uniforma, pantalones rotos
que se compran muy caros.
Oídos encerrados entre cables
de “high fidelity”
y el autismo ya no es enfermedad,
nos autistaron
tras auriculares de plástico,
otra vez, de plástico y alta
definición, indefinida.

Tomates con glifosato, fruta transgénica,
conservantes permitidos, colorante,
la fecha de vencimiento, en el dorso
del envase, junto a un código de barras
distintivo de monopolios
que nos explotan a vos, a mi, a nosotros.

Ya no más arruguitas, al tiempo lo detienen
droguerías en alza
con inyecciones de laboratorio
¿vivimos más o tan sólo
vamos muriendo de a poco?

¡Quién lo supiera!
                  

                   Los menores en la calle, en funerales de sueños,
quieren matarlos a todos,
si son jóvenes, son malos,
a menos que tengan plata o familia de renombre.
O transas con algún puntero.

A padres desocupados, la droga le quita
el hambre, a sus hijos.
A otros les da trabajo,
                   si la plata no alcanza… de algo hay que vivir
o morir
o hacer morir a otros con tal de estar mejor,
con tal de que dejen de sufrir
total,
ya, da lo mismo.

Murió don Juan,  murió por asesinato,
nadie nos dice
-Vaya tranquila señora.

Y la plata, doña reina del asco,
borrando el paso del tiempo
paralizando la sonrisa libre
que ahora está sujetada
estática, fría,
convertida en mueca de payaso absurdo,
copiando los rasgos a las muñecas de plástico.

Los “cerebros” del mundo celebran impávidos
el holocausto de las neuronas,
fallecidas en masa, a-se-si-na-das,
en esta guerra no declarada, inadvertida,
en la que no hay hospitales
para salvarlas de la metralla
de mensajes permanentes.

Mientras siguen estallando
como vidrios, los fragmentos
de ayeres despedazados
que alcanzaron a los “hoy”
agonizantes.

1 comentario:

  1. Hola, Nechi, gracias por tu invitación a leer tu blog. Interesante propuesta...un análisis muy real de la situación actual y un llamado para "no dejarnos autistar". Te sigo leyendo.

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